Los 5 platos navideños más extraños del mundo, ¡algunos te harán perder el apetito!
La Navidad puede ser el momento ideal para ampliar horizontes culinarios, aunque estos platos desafían incluso a los más atrevidos.
La Navidad no siempre es sinónimo de turrones, pavos y galletas de jengibre. En algunas partes del mundo, las mesas festivas se llenan de auténticas curiosidades culinarias que pueden dejarte sin palabras... ¡y sin hambre! Estos platos navideños no solo son extravagantes, sino que también desafían cualquier estómago delicado. ¿Te atreves a conocerlos?
1. Kiviak – Groenlandia
Un plato que solo los valientes probarían. El kiviak es un manjar inuit elaborado con aves pequeñas llamadas alcas, que se introducen enteras (¡con plumas y todo!) en el interior de una foca. Luego, el paquete se entierra y fermenta durante meses. Aunque el aroma puede ser casi insoportable, en Groenlandia lo consideran una auténtica delicia para celebrar la Navidad.
2. Cuy Asado – Perú
Mientras que para muchos un conejillo de Indias es una mascota, en Perú es un plato tradicional navideño. El cuy asado se sirve entero, con cabeza y patas incluidas, acompañado de hierbas y especias. Aunque es rico en proteínas, el aspecto del plato suele ser un desafío para los no iniciados.
3. Smalahove – Noruega
Esta delicia noruega consiste en la cabeza de un cordero, hervida y servida como plato principal. En Navidad, es común disfrutarla con puré de patatas y nabos. La piel y el cerebro son considerados las partes más sabrosas, aunque no aptas para los escrupulosos.
4. Sopa de Murciélago – Micronesia
En algunas islas del Pacífico, la sopa de murciélago es un plato tradicional navideño. Este caldo, que incluye murciélagos frugívoros cocidos enteros, es apreciado por su sabor dulce y peculiar. Sin embargo, la apariencia de los animales flotando en el tazón puede ser desconcertante para muchos.
5. Witchetty Grub – Australia
En algunas comunidades aborígenes australianas, los witchetty grubs (larvas de polilla) forman parte de los festines navideños. Estas larvas grandes y blancas se pueden comer crudas o asadas. Aunque se dice que saben a almendras, su textura gelatinosa no es para todos los paladares.
¿Te atreverías a probar alguno?
Si visitas alguno de estos destinos, recuerda que detrás de cada bocado extraño hay una rica tradición que merece respeto... ¡aunque no quieras repetir el plato!