El templo de Abu Simbel y su fascinante alineación solar que solo ocurre dos veces al año
Este fenómeno es una razón más para incluir Abu Simbel en tu lista de destinos, donde la naturaleza y la mano del hombre se unen en un espectáculo que ha deslumbrado durante milenios.
Cada 22 de febrero y 22 de octubre, ocurre un fenómeno mágico en uno de los templos más impresionantes de Egipto: Abu Simbel. Durante estos días, los primeros rayos del sol recorren 60 metros a través del oscuro interior del templo hasta iluminar con precisión las cuatro estatuas que representan al faraón Ramsés II y a los dioses Amón, Ra y Ptah.
Este fenómeno, conocido como la Alineación Solar de Abu Simbel, es una proeza de la ingeniería egipcia que deja a los visitantes asombrados por su exactitud astronómica. No es casualidad que las fechas coincidan con el cumpleaños y la coronación de Ramsés II, demostrando cómo la arquitectura faraónica estaba alineada con los cielos y el poder divino.
Un espectáculo de luz
En estos dos días del año, los turistas de todo el mundo se congregan antes del amanecer para presenciar cómo el sol proyecta sus rayos en el santuario. La luz ilumina con gran precisión las estatuas de Amón, dios del sol, y Ra, el dios de la creación, dejando en la sombra a Ptah, dios de la oscuridad.
Este detalle es fascinante porque respeta el simbolismo de Ptah como deidad del inframundo, cuyo rostro nunca debe ser tocado por la luz.
¿Cómo lo lograron?
El templo de Abu Simbel fue construido hace más de 3.000 años por orden de Ramsés II, pero lo más impresionante es que, en 1968, tras la construcción de la presa de Asuán, todo el templo fue trasladado piedra por piedra para evitar que quedara sumergido bajo las aguas del lago Nasser.
A pesar de este reubicación, los arqueólogos y astrónomos lograron mantener el fenómeno casi intacto, con solo un desfase de un día respecto a las fechas originales.
Una experiencia única para los viajeros
Si tienes la suerte de estar en Egipto en una de estas dos fechas, vivirás un momento que parece sacado de la propia historia de los faraones. El ambiente místico y la expectación en torno a la salida del sol crean una atmósfera indescriptible, combinando lo mejor de la historia, la ciencia y la espiritualidad egipcia.