Los nómadas del Sáhara: Los bereberes son el alma libre del desierto de Marruecos

Fotos: Yéssica Salazar

Los ‘bereber’ o ‘amazigh’ son los pueblos autóctonos del norte de África y su identidad se refiere a ‘personas libres’.

Cuando pensamos en Marruecos, el desierto del Sáhara surge como una joya incomparable. Este vasto océano de arena, el más cálido del planeta, no solo ofrece paisajes que quitan el aliento, sino también la oportunidad de conocer a los bereberes, los legendarios nómadas del desierto, cuyo espíritu libre y ancestral se mantiene vivo en cada rincón.

En el corazón del Sáhara, los amaziges, conocidos como bereberes, encarnan el alma del desierto. Aunque muchos han optado por un estilo de vida más sedentario, algunos todavía recorren kilómetros siguiendo el rastro del agua, acompañados de sus dromedarios, rebaños y una profunda conexión con la naturaleza. Para ellos, el desierto no es un lugar inhóspito, sino un hogar lleno de posibilidades y enseñanzas.

Los que han adoptado la vida nómada enfrentan condiciones extremas con creatividad y resiliencia.

Fotos: Yéssica Salazar

Sus campamentos de tela protegen del inclemente sol durante el día y del frío extremo por la noche, y cuando prevén largas estancias, construyen casas de barro que se integran perfectamente en el entorno. Su día a día gira en torno a los recursos esenciales: agua, alimento y la búsqueda constante de armonía con el entorno.

Una conexión que transforma

Fotos: Yéssica Salazar

Los viajeros que se adentran en el desierto desde puertas como Merzouga o Mhamid no solo encuentran dunas infinitas, sino también un encuentro íntimo con los nómadas bereberes.

Experiencias como pasar la noche bajo las estrellas en una jaima, escuchar sus relatos ancestrales alrededor de un fuego, o compartir un vaso de té mientras contemplan las estrellas, dejan huellas imborrables.

El desierto como maestro de vida

En palabras de Mustapha Azeroual, un guía bereber de Merzouga y nuestro guía para Explorando Magazine en representación de PSP TRAVEL: “Donde hay agua, hay vida”. En el Sáhara, los días comienzan con el espectáculo de un amanecer dorado y terminan con la calma de una noche estrellada, recordándonos lo poco que realmente necesitamos para ser felices.

Fotos: Yéssica Salazar

Adentrarte en el desierto marroquí no es solo una aventura, es un viaje hacia lo más profundo de ti mismo, guiado por quienes conocen el arte de vivir en armonía con la naturaleza. Los nómadas del Sáhara, con su vida sencilla y su infinita sabiduría, te invitan a desconectar del mundo moderno y reconectar con lo esencial.

 Un legado cultural que trasciende fronteras

El bereber o Amazig, su idioma milenario es testigo de una cultura rica y profundamente arraigada que conecta a los bereberes desde Egipto hasta el Atlántico. Este idioma, que significa "persona libre", refleja no solo su identidad, sino también su espíritu indomable.

Fotos: Yéssica Salazar

Los bereberes del norte de África y el Sahara se dividieron en tres grupos principales: los lowatas, los sanhayas y los zanatas, con varias subdivisiones. Durante mucho tiempo, la mayoría de estos grupos fueron independientes, pero influenciados por civilizaciones mediterráneas. Entre las tribus más conocidas están los rifeños (Marruecos) y los cabilios (Argelia). Los aborígenes canarios, conocidos como guanches, también pertenecen a este grupo.

Las lenguas bereberes, también llamadas amaziges o tamazight, son una rama de las lenguas afroasiáticas, habladas por entre 30 y 60 millones de personas en el norte de África, especialmente en Marruecos y Argelia, y unos 4 millones en Europa. Los bereberes tienen una ascendencia mixta de caucásicos y algunos pueblos del África subsahariana, como los Tuareg.

Su origen étnico es incierto, pero las pinturas rupestres en el Sáhara, que datan de hace al menos 6,000 años, sugieren una etnogénesis local. Durante la Edad Antigua, los bereberes fueron mencionados por historiadores griegos y romanos, y se sabe que la dinastía XXII de Egipto, alrededor del 935 a. C., estaba formada por miembros de una tribu bereber.

En la época prerromana, varios estados bereberes existieron, y el rey Masinisa fundó el reino de Numidia. Durante las Guerras Púnicas, algunas tribus se aliaron con Roma y otras con Cartago, y después de la victoria romana, Masinisa controló un territorio que se extendía desde Mauritania hasta Cirenaica.

La llegada del islam en la Edad Media trajo cambios duraderos a la región, influyendo profundamente en la cultura y religión del Magreb.

Su relación con España

Los bereberes de Marruecos han mantenido profundos lazos históricos con España, particularmente a través de dos importantes oleadas de invasión: la de los almorávides y la de los almohades. Estas invasiones no solo influyeron en el curso de la historia española, sino que también fueron fundamentales para la fundación y el florecimiento de varias ciudades andaluzas, cuyas huellas de la cultura bereber son aún evidentes en su arquitectura y tradiciones.

Fotos: Yéssica Salazar

Las influencias de los almorávides y almohades, grandes dinastías bereberes, dejaron su marca en la península, transformando la política, la religión y el desarrollo de la región.

Un vínculo más reciente, y cada vez más reconocido, se establece entre los bereberes y las Islas Canarias. Las investigaciones arqueológicas sugieren que los pueblos amazigh fueron los primeros en habitar las islas, lo que implica que la etnia original de los guanches, los aborígenes canarios, tiene raíces directas en esta antigua cultura bereber. Este descubrimiento refuerza la idea de una conexión histórica y cultural profunda entre el norte de África y las Islas Canarias, que perdura hasta la actualidad, con rastros visibles en la lengua, las costumbres y las tradiciones de los canarios.

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