El lado oculto de los retiros psicodélicos en la Amazonía
Foto: Wulfrano Del Angel
El turismo y los retiros psicodélicos se han posicionado como una nueva forma de buscar sanación y autoconocimiento, pero qué hay detrás de esta tendencia y cuál es el imparto en la sociedad y en la salud de las personas que lo experimentan.
En destinos tan disímiles como Costa Rica, Jamaica y ciertos lugares de Estados Unidos, la popularidad de los retiros de ayahuasca y otros psicodélicos ha crecido en paralelo al auge del turismo del cannabis.
Los retiros, que combinan la tradición chamánica con modernas búsquedas de bienestar, atraen a un público diverso: desde profesionales de alto nivel y ejecutivos hasta aquellos en búsqueda de una terapia alternativa para tratar la depresión y el trastorno de estrés postraumático. Este movimiento se integra en una industria del bienestar que, impulsada por la pandemia, proyecta alcanzar cifras millonarias en la próxima década.
La magnitud del fenómeno es sorprendente. En 2019 se estimó que en la Amazonía y Costa Rica operaban al menos 232 centros de retiro. En Perú, el epicentro de la tradición ayahuasquera, se contabilizan alrededor de 173 centros, lo que habría permitido que más de 36,000 personas vivieran experiencias guiadas con la bebida sagrada, sumando más de 160,000 ceremonias solo en ese país. Por lo general, los retiros tienen una duración de una semana, durante la cual los participantes consumen ayahuasca de tres a cuatro veces, lo que genera una experiencia intensa, pero también, en ocasiones, arriesgada.
Entre la transformación y el riesgo
Detrás de la promesa de una transformación personal, los retiros psicodélicos esconden peligros significativos. Aunque muchos profesionales de la salud mental ven en estas prácticas una terapia revolucionaria, también se ha evidenciado que el uso inadecuado de sustancias psicodélicas puede derivar en episodios de psicosis, problemas de salud mental a largo plazo o incluso consecuencias fatales.
En 2019 se reportaron incidentes trágicos: desde el suicidio de una mujer británica tras un retiro en Perú, hasta agresiones y robos en centros donde la vulnerabilidad emocional y física alcanzaba su punto máximo. Estos hechos ponen de relieve la necesidad imperiosa de una supervisión profesional y protocolos de seguridad rigurosos.
Un viajero informado: Consejos para explorar el mundo psicodélico
Para aquellos que sienten el llamado de una experiencia transformadora y deciden aventurarse en estos retiros, es fundamental hacerlo con conciencia y preparación:
Investiga a fondo: Elige centros con reputación comprobada, busca reseñas de otros viajeros y asegúrate de que existan protocolos de seguridad adecuados, tanto en la supervisión de la ceremonia como en el apoyo post-experiencia.
Evalúa tu estado mental: Si has lidiado con problemas de salud mental, es vital consultar con un profesional antes de exponerte a sustancias psicodélicas, pues los efectos pueden amplificar emociones y recuerdos reprimidos.
Infórmate sobre el contexto local: Perú, por ejemplo, ofrece una inmersión en una tradición ancestral, pero también requiere estar preparado para el entorno y la logística de la selva amazónica. Considera opciones en el Valle Sagrado, que combinan la experiencia con la proximidad a destinos turísticos emblemáticos como Cuzco y Machu Picchu.
Respeto y conciencia cultural: Estos retiros son, para muchas comunidades, una práctica sagrada. Abordar la experiencia con respeto, comprensión de las tradiciones y una mente abierta es esencial para obtener una transformación genuina y segura.
El turismo psicodélico se presenta como una ventana hacia la exploración interior, un espacio donde lo espiritual se fusiona con lo experiencial. Sin embargo, es un terreno en el que la delgada línea entre la transformación y el riesgo se desplaza con cada nueva historia. Viajar en busca de respuestas profundas y alivio emocional puede ser tan enriquecedor como peligroso, y es responsabilidad del viajero informarse, prepararse y elegir con cautela.
En este nuevo paradigma del turismo, donde la búsqueda del bienestar se mezcla con las tradiciones ancestrales, cada viaje se convierte en una apuesta personal por la sanación y el autoconocimiento, siempre recordando que la prudencia y el respeto por uno mismo y por las culturas que nos acogen son la clave para transformar verdaderamente la experiencia en un viaje inolvidable.