Vaticano de luto: El último adiós al papa Francisco y los rituales que marcan el camino hacia un nuevo pontífice
El mundo se viste de luto. El Vaticano, corazón de la Iglesia católica, ha entrado en una nueva etapa de solemnidad y recogimiento tras el fallecimiento del papa Francisco a los 88 años.
Con la partida del papa Francisco, no solo se apaga la voz de un líder progresista y cercano, sino que también se activa uno de los protocolos más antiguos y simbólicos de la institución: la "Sede Vacante", el proceso litúrgico y político que guiará a la Iglesia en la elección del próximo Pontífice.
Fue el primer latinoamericano en ocupar el trono de San Pedro, el argentino Jorge Mario Bergoglio —más conocido como Francisco— fue un pontífice que rompió moldes, promovió reformas, defendió a los más pobres y acercó el mensaje cristiano a nuevas generaciones. Fiel a su estilo humilde, su despedida también será distinta: sin el triple ataúd tradicional, sin báculo papal, sin pompa excesiva. Su última voluntad fue ser sepultado en la basílica de Santa María la Mayor, un lugar fuera de lo común para los restos de un papa, que suelen descansar en las grutas del Vaticano.
Las etapas del adiós: un ritual cargado de simbolismo
El protocolo que se sigue a la muerte de un Papa, actualizado en 2024 por el propio Francisco, marca una serie de pasos que combinan liturgia, historia y modernidad. Estas son las etapas claves:
Constatación de la muerte: Médicos y el prefecto de la Casa Pontificia certifican el fallecimiento en la capilla privada del Papa, no en su habitación, como era costumbre.
Intervención del camarlengo: El cardenal estadounidense Kevin Farrell asume el control del Vaticano. Con vestidura roja y escoltado por la Guardia Suiza, verifica formalmente la muerte.
Destrucción de símbolos papales: El Anillo del Pescador y el sello oficial del papa son destruidos, simbolizando el fin de su autoridad.
Anuncio oficial: Se notifica al vicario de Roma y a los fieles. Las campanas de San Pedro tocan en señal de duelo.
Velatorio público: Desde el 23 de abril, durante tres días, el féretro estará expuesto en la Basílica de San Pedro para que los fieles puedan rendir homenaje.
Exequias solemnes: La misa exequial reunirá a líderes religiosos y políticos del mundo entero. Se espera una gran multitud en la Plaza de San Pedro.
Traslado y entierro: El cuerpo será llevado en procesión hasta la basílica Santa María la Mayor, cumpliendo el deseo del pontífice.
Novenario: Comienzan las misas diarias en su memoria, durante nueve días.
Congregaciones generales: Todos los cardenales, sin importar su edad, se reúnen para debatir el estado actual de la Iglesia y los retos futuros.
Inicio del cónclave: Los cardenales menores de 80 años ingresan a la Capilla Sixtina, en aislamiento absoluto, para elegir al nuevo sucesor de Pedro.
El Vaticano como destino de peregrinación en tiempos de luto
Durante este período de luto, el Vaticano se convierte en el epicentro del mundo católico. Las colas para despedir al Papa ya se extienden por la Plaza de San Pedro, y se espera que miles de fieles lleguen en los próximos días para rendir tributo a un líder que marcó una época.
Para los viajeros que deseen presenciar este momento histórico, el Vaticano ofrece una oportunidad única: observar de cerca una tradición viva que se remonta a siglos atrás. Desde los solemnes rituales litúrgicos hasta la vibración silenciosa que recorre las calles de Roma, cada rincón respira historia y espiritualidad.
✝️ ¿Sabías que...?
El papa Francisco pidió que en su féretro se incluyera un tubo metálico con un pergamino detallando su legado, y una bolsa con monedas especiales: de oro por cada año de su pontificado, de plata por cada mes, y de bronce por cada día.
La última vez que se realizó un cónclave fue en 2013, cuando Benedicto XVI renunció. El proceso duró dos semanas.
La figura del camarlengo es clave durante la Sede Vacante: se encarga de supervisar los preparativos del funeral y proteger los bienes de la Santa Sede.
🌍 Viajar al Vaticano en días históricos
Más allá del turismo tradicional, visitar la Ciudad del Vaticano en estos días es vivir una experiencia única e irrepetible. Asistir al velatorio, presenciar la misa exequial o simplemente caminar en silencio por la Plaza de San Pedro durante este tiempo de transición ofrece una perspectiva profunda sobre la espiritualidad, la historia y la continuidad de la Iglesia.
Una oportunidad para ser testigo directo de cómo la fe, la tradición y la humanidad se entrelazan en uno de los momentos más solemnes del catolicismo. Porque cuando muere un Papa, el mundo se detiene, pero también se prepara para volver a comenzar.