Ámsterdam dice "basta" al turismo de masas

La capital holandesa toma medidas drásticas para frenar la afluencia de visitantes y proteger la calidad de vida de sus residentes.

En un giro notable que contrasta con la tendencia en muchas otras ciudades europeas, Ámsterdam ha decidido frenar el turismo de masas, una decisión que busca equilibrar el impacto económico del sector con la calidad de vida de sus habitantes.

Mientras en destinos turísticos como España se celebran récords de visitas, Ámsterdam ha optado por un enfoque radicalmente diferente: limitar el turismo para mantener la habitabilidad de la ciudad.

El Ayuntamiento de Ámsterdam ha implementado una serie de medidas firmes para controlar la afluencia de turistas. Entre las más destacadas se encuentra la prohibición de la construcción de nuevos hoteles. Según la nueva normativa, por cada nuevo hotel que abra, otro deberá cerrar, asegurando así que el número total de camas disponibles no aumente.

Además, cualquier nuevo establecimiento debe ser "mejor" que el anterior, lo que implica instalaciones más modernas y sostenibles.

Objetivo: 20 Millones de Pernoctaciones

Ámsterdam ha establecido un límite máximo de 20 millones de pernoctaciones hoteleras al año, una cifra que la ciudad ya superó en 2023 con 20.665.000 pernoctaciones.

Este tope surge de la iniciativa popular "Ámsterdam tiene elección", respaldada por 30,000 residentes que exigieron un control sobre el flujo de visitantes.

La intención es clara: no permitir que el turismo desbordado afecte la vida cotidiana de los locales.

Impacto en el Sector Hotelero

Estas restricciones también incluyen una recomendación a los empresarios hoteleros para que consideren ubicaciones fuera del centro urbano, haciendo aún más complicado abrir nuevos negocios en la ciudad.

Esta directriz se suma a una ya estricta política hotelera que desde 2017 ha dificultado la aprobación de nuevas construcciones, con solo tres propuestas aprobadas en ese año.

El Ayuntamiento de Ámsterdam ha sido enfático en su postura:

"Queremos que la ciudad siga siendo habitable, tanto para residentes como para visitantes. Eso significa: no al exceso de turismo, nada de nuevos hoteles y no a más de 20 millones de pernoctaciones hoteleras por parte de turistas al año".

Esta declaración refleja un compromiso firme con la sostenibilidad y el bienestar de sus ciudadanos, poniendo un freno a la expansión desenfrenada del sector turístico.

Con estas medidas, Ámsterdam se posiciona como un ejemplo de gestión turística sostenible, priorizando la calidad de vida de sus residentes sobre los beneficios económicos a corto plazo del turismo masivo.

Mientras otras ciudades continúan compitiendo por atraer más visitantes, Ámsterdam ha tomado un camino valiente y diferente, apostando por un futuro donde la convivencia armónica entre residentes y turistas sea posible.

Este enfoque pionero plantea preguntas cruciales sobre el equilibrio entre desarrollo económico y sostenibilidad urbana, y podría inspirar a otras ciudades a reevaluar sus propias políticas turísticas en busca de un modelo más equilibrado y responsable.

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