¡Che India!: La anticrónica de viajes de Migue Sonka sobre la tierra más poblada del planeta

Es un relato visceral y entrañable que te sumergirá en las interesantes vivencias del músico valenciano.

¿Por qué ha disminuido notablemente el número de turistas españoles que eligen la India como destino? En el año 2022, apenas 15.000 viajeros nacionales exploraron las vastas tierras del sudeste asiático, lo que representa un 85% menos en comparación con los 100.000 visitantes registrados en 2019, el año de mayor afluencia hasta la fecha, según datos proporcionados por el Ministerio de Asuntos Exteriores.

Para sumergirse en los inconfundibles encantos de la nación más poblada del mundo, con sus 1.428 millones de habitantes, Harkonnen Books ha lanzado al mercado '¡Che India!': una anticrónica de viajes, visceral y entrañable, que relata las peripecias del músico valenciano Migue Sonka en las lejanas tierras del Indostán a finales del siglo XX. Este libro está disponible para su compra en Amazon y Harkonnen.es, tanto en formato electrónico por 4,99€ como en tapa blanda por 23€.

El viaje que cambió su vida

Migue Sonka rodeado de recuerdos en su casa de Gilet. SURAY VERCHER.

¿Qué lleva a un exitoso manager musical a abandonar su próspero negocio y terminar entablando amistad con Teresa de Calcuta? "La India es uno de los pocos países que transforma a todo aquel que lo visita, sin importar su origen", señala Miguel Ángel Vercher (nacido en 1958), desde su residencia en Gilet. Aunque muchos no lo recuerden, Vercher fue uno de los empresarios musicales más destacados durante las décadas de los 80 y 90. Se enriqueció organizando giras por toda España con tres grupos valencianos emblemáticos: Los Inhumanos, Vídeo y Seguridad Social, con los que obtuvo tres Discos de Oro y dos de Platino.

Además, fue responsable de llevar a la Comunidad Valenciana artistas de renombre como Mecano, Isabel Pantoja, Alejandro Sanz, Miguel Bosé, Los del Río, Rosario, Glamour y La Mode, entre otros destacados representantes del panorama nacional, así como bandas internacionales como Spandau Ballet y Status Quo. Llegó a producir más de 2.000 eventos musicales. Sin embargo, agobiado pero económicamente seguro, el viernes 6 de octubre de 1995, decidió buscar la paz interior, tomando cámara en mano y su guitarra, y se embarcó en seis meses de aventuras entre la India y Nepal, una experiencia que, según él mismo afirma, "marcaría su vida para siempre". Durante su estancia, los Hare Krishna le otorgaron un nuevo nombre: Sonka.

Experimentar la austeridad con afecto

A través de una narrativa fragmentada, con un estilo espontáneo y sin artificios, se relata la cruda realidad cotidiana de un forastero en un país extranjero. Las desventuras de este individuo, impregnadas de un humor que evoca a Ibáñez, parecen sacadas de las viñetas de un cómic, como si fuera un Filemón en la India. Sobrevivirá a jugos en mal estado y a brotes agudos de enfermedades estomacales, enfrentará cambios abruptos de temperatura en alojamientos insalubres infestados de arácnidos y colchones plagados de chinches, se topará con intentos constantes de estafa, se enfrentará a trayectos de más de 40 horas en vagones de trenes abarrotados sin literas y con baños nauseabundos, se resignará a duchas sin agua, se encontrará con playas abarrotadas de personas defecando, y se verá sometido a interminables controles en aeropuertos...

Sin embargo, en medio de estas adversidades, descubrirá el verdadero significado del amor mientras lava los cuerpos desnutridos de ancianos al borde de la muerte por inanición, mientras a su alrededor los discapacitados gimen con las piernas devoradas por gusanos. Entonará canciones para los niños huérfanos de Shishu Bhavan, se alimentará con leche y vegetales en el templo Hare Krishna de Bubanesuar, preparará comida para los necesitados y recitará mantras junto a los brahmanes a orillas del Ganges. Con el tiempo, Migue Sonka llegará a "amar la austeridad" y hallará la felicidad vagando entre los pescadores de Puri. Descubrirá las partes de sí mismo que estaban ocultas y aprenderá a sanar sus propias heridas: "Aquí, cada persona te evalúa por lo que eres y haces en el momento presente". Solo existe la vivencia del aquí y ahora.

La autenticidad de la aventura

Recorriendo lugares como Jammu, Karnataka, Goa, Mumbai, Benarés, Jhodpur, Mangalore, Katmandú y Okhaladhunga, Sonka comparte sus experiencias diarias, detallando costumbres, rituales y recetas de lugares desconocidos. "Aunque parezca increíble ahora, solía escribir una carta a mano todos los días y enviársela por correo postal a su esposa en Valencia", revela su editor, Antonio Dyaz. A su regreso al Mediterráneo, transcribió estas cartas acumuladas, que habían permanecido olvidadas durante 30 años, en el disco duro de un portátil.

Día tras día, Migue Sonka comparte sus altibajos emocionales, cautivándonos con la sinceridad de sus sentimientos, desde la ira, el asco y la frustración hasta el alivio, la diversión y la serenidad. En este relato, la palabra "aventura" adquiere un significado distinto, no elegido por su convencionalidad, sino por evocar una forma de viajar que se ha perdido en el tiempo, anterior a las redes sociales, internet y los teléfonos móviles, cuando incluso se tardaba una semana en poder comunicarse con España. Sus vivencias se entrelazan con la cultura y la gente del lugar: "Ahora, solo queremos tomar selfies".

Amor y sonrisas

Embelesado, Migue Sonka observa el amanecer en la selva de Bengala, se hace pasar por biólogo para visitar un criadero de cocodrilos y serpientes (donde es mordido por una pitón), asombra a los niños de un mercado con trucos de magia, se afeita la cabeza y se viste como un monje, escribe apasionadamente sobre personajes reales que parecen sacados de la imaginación, atestigua con horror linchamientos en plena calle donde la gente hace justicia por mano propia, y observa plazas repletas de policías alucinados bajo los efectos del bang lasie... Treinta años después, ha regresado a la nación que pronto cambiará su nombre a Bharat en nueve ocasiones, pero nunca olvida lo único que su amiga, la Madre Teresa, le pidió a la vida: amor y una sonrisa.